

GUERRA POR TERRENO
Son las dos de la mañana y los ruidos al otro lado del predio son claros y precisos; nuevamente los mismos hombres haciendo de las suyas en una de las calles de la localidad de Engativá más exactamente en la carrera 18 bis # 68 , barrio Bellavista, lugar donde habita una familia que desde hace más de una década sufre diversos atropellos a su tranquilidad.
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Esta es la historia de Yuli Montes Buitrago, una joven universitaria de 21 años que diariamente tiene que enfrentar los comentarios y críticas de la comunidad del barrio Bellavista.
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Todo inicia cuando la abuela de Yuli, la señora Cristina, muere a causa de diabetes crónica y la casa que con mucho sacrificio y esfuerzo había construido pasaría a manos de su hija María Teresa Buitrago (madre de Yuli), pero todos los planes cambian cuando el padre de María Teresa no cumple la voluntad de su esposa y sin consentimiento alguno, deja la casa a nombre de él. Una vida dura y el mal manejo del dinero hizo que dejara de pagar los impuestos y los servicios del predio, provocando que el gobierno fijara los ojos en la familia.
Para los que no saben el barrio Bellavista de la localidad de Engativá, se caracteriza por sus parques, sus colegios, sus asfaltadas calles en buen estado y lo más importante su comunidad que siempre está velando por la seguridad del barrio, manteniendo el buen nombre de una zona de estrato tres.
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Pero allí mismo es donde empiezan los problemas para la familia Buitrago, la casa en la que viven ha pasado por innumerables modificaciones que han hecho que a la fecha sea, según la comunidad del barrio Bella vista, la peor casa del barrio.



Yuli: - Cuando salgo de la casa es inevitable no sentir que la gente me repara de pies a cabeza, por el simple hecho de no lucir como ellos, de no tener lo que ellos tienen y lo que más me molesta es que lo hacen por no hacer lo que ellos quieren.
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La mayoría de estas personas no saben ni como me llamo, porque no se toman la molestia ni de saludar, ellos los que dicen “tener más educación” que nosotros, nos ponen sobre nombres y nos dicen que somos los de la invasión.
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No podemos negar que nuestra casa está en un estado crítico, nos faltan algunos muebles, una cocina bien diseñada y las pocas paredes que tenemos están hechas en teja junto con el techo, a excepción de la parte del frente que está construida en bloque; pero vale aclarar que no estamos invadiendo nada, este terreno le ha costado mucho a mi familia.
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Económicamente no estamos muy bien que se diga, pero eso no quiere decir que ellos tengan el derecho de tratarnos con indiferencia, desprecio y mucho menos a decirnos que estamos invadiendo un espacio que no es de nosotros. Me gustaría mucho que la gente conozca la verdadera historia detrás de esto, para que de esa forma entendieran nuestra situación.

Para comprender más la situación se puede decir que la señora María Teresa formo un hogar con Raúl y de esa unión nació Yuli y su hermana Nathalia, no paso mucho tiempo para que padre de María teresa pidiera ayuda a su hija, la cual negaba constantemente para que no reclamara la propiedad que por derecho le pertenecía.
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Pero el dinero jamás le importo a María teresa y con gran humildad y paciencia decidió brindarle una mano al hombre que por varios años la abandono.

Yuli: Luego de eso mi madre y el abuelo fortalecieron la relación que se había perdido tiempo atrás y con gran pena el abuelo decide contarle la verdad de lo que estaba pasando a mi madre.
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La casa que la abuela cristina había dejado a mi madre estaba a punto de ser rematada por el gobierno, ya que se debían muchos impuestos y el abuelo se había comprometido a pagar unas cuotas, las cuales no cancelo en ninguna ocasión. Para todos fue un motivo de tristeza saber que el lugar que habitamos pronto sería entregado a unas personas que no tenían ni idea de lo mucho que nos costó levantar lo poco que tenemos en este lote.
Yuli: A la abogada yo la conocí por medio de la psicóloga de la universidad en la que estudio, ella me contacto con ella y le conté mi situación, me recomendó que leyera unos libros que hablaban sobre el tema y así lo hice. Al poco tiempo ya tenía los argumentos necesarios para defender a mi familia y a mí de las personas que buscaban hacernos daño.
Y es que no solo el Gobierno y la familia de María Teresa Buscaban hacerles daño, también sus vecinos y las directivas del barrio les estaban haciendo la vida imposible.


Yuli: Reconociendo la situación por la que atravesaba mi familia me postule a una beca en la Universidad, con la certeza de que mis padres se esforzarían hasta el final porque yo cumpliera mi sueño, quise alivianar sus cargas.
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Fue entonces cuando me dirigí por primera vez a la junta de acción comunal del barrio, pues para obtener la beca tenía que presentar una certificación por escrito donde se aseguraba que yo si vivía en el sector.
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Ahí empezó mi dolor de cabeza con esa gente, creían que mi familia y yo habíamos tomado a la fuerza ese terreno y que no lo queríamos entregar, lo que generó una respuesta negativa a la solicitud de la carta que yo pedía, a la cual tenía derecho sin lugar a dudas.
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Mi beca se vio en juego en ese momento, yo no sabía cómo hacer para que ese señor entrara en razón, no pude, el jamás me dio la oportunidad de expresarme de hecho no se su nombre porque los modales que maneja, llegan al punto de negarme un saludo.
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Me dirigí con pronta prisa a la alcaldía de la localidad de Engativá donde me informaron que el señor estaba en la obligación de hacer la carta y pasármela firmada y en caso dado que no lo hiciera se abriría un proceso legal en su contra.
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El hecho provoco que los insultos por parte de la gente se agudizaran y la más afectada fue mi mamá, pues siempre ha sido una mujer muy sensible y todo lo malo y desagradable que pasa le genera un desequilibrio psicológico.
La Madre de Yuli cae gravemente enferma y ahora es Raúl quien se encarga de todos los gastos de la casa y aunque hace lo que más puede, lidiar con los pagos de la Universidad de Yuli es algo que se sale de sus manos, lo que obliga a la joven universitaria a dejar por un tiempo sus estudios y dedicarse a trabajar.
Yuli: Agradezco mucho a mi tío, quien me ayudo a llegar a la ciudad de Villavicencio y poder trabajar como mesera en un restaurante,; de no haber sido por el la situación hubiese empeorado.
Fue casi un año donde me tocó trabajar muy duro, pero lo más difícil fue alejarme de mi familia ya que estando tan separados reconocí el verdadero valor que tiene la palabra hogar, nunca más me alejaría de ellos por tanto tiempo.
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Cuando mi madre mejoro volví a casa, retome mis estudios y ahora estoy acá, más fuerte que nunca, enfrentando los cometarios de la gente, corriendo peligro con el esquema de construcción de esta casa, y sobre llevando las amenazas de ser apuñalados por esos ladones que noche tras noche roban a las demás personas en la parte de atrás de nuestra casa, pero con las ganas de salir adelante.
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Llevo un año y medio ahorrando en el FNA y esperamos que para el otro año podamos irnos de este lugar y callarle la boca todas las personas que nos humillan y se pelean por un trozo de tierra.

A raíz de todo esto, quisimos buscar las voces de entidades como lo son La Junta de Acción Comunal de este barrio y la Alcaldía de Engativá, pero no encontramos respuesta alguna, puesto que exigían una carta firmada por la Universidad para poder darnos su opinión referente al tema de la Familia “Invasora”, pero era un trámite que se demoraba al menos 20 días y ahí miraban si podían colaborar o no.
Esperanza de vida: Media de la cantidad de años que vive una determinada población en un cierto periodo de tiempo.
Y aunque la policía a tratado en incontables ocasiones desalojar el lugar, Yuli y su familia pelean incansablemente por tener un lugar donde descansar cada noche. Esto, hasta que su sueño de tener una casa propia se haga realidad.
